Vistas de página en total

lunes, 26 de diciembre de 2011

Su cuerpo me rogaba que le diera vida.

Te juro que cuando estuvo frente a mí, desnudo, apenas podía verle. La pasión inundaba cada parte de mi ser, su cuerpo me rogaba, me imploraba.. sus ojos me pedían que no le soltara. Me arrepiento más que nada de ese momento, de ese mísero instante, en el que fui una cobarde..por que sólo pude pensar en tí tras él.


Mientras sus labios rozaban los míos, te pensaba, y mirara dónde mirara, te veía. Entoncés me di cuenta de que te amaba, te amaba locamente.

Hoy vengo triste y te digo, que no volverá a pasar.
No hay peor sensación que la decepción a uno mismo, el no sentirse correcto, y yo, no me siento así.
Me siento sucia, perdida,.. pero todo es así, y sucede. Perdóname.

Sus ojos me llamaban pidiendo mis caricias.
                                                                                                      Con mucho amor, desde Bruselas.
                                                                                                                         
                                                                                                                                                        Marie.


jueves, 22 de diciembre de 2011

Te siento, como si estuvieras en mí.

Puedo verte. 
No me grites, susúrrralo al oído. 
No me beses, acaricia mi rostro. 
No me hables, limítate a escucharme. 
No me abraces, cógeme la mano.
No me quieras, ámame. 
Trátame como si fuera cristal, como si fuera a romperme, sabes que soy sensible. 
Que veo más allá de tus ojos, siento como sientes. 
No necesito mentiras, ni lágrimas hoy en día, necesito que me abras la puerta del coche, que me lleves el desayuno a la cama, que me cojas la mano en el cine, que no me mires si no que me admires, que me digas: ¡Esta noche estás preciosa! Pero no solo una noche si no todas las noches de mi vida. 
Que me sonrías, que me animes, y sé que no es mucho pedir. 
Por que yo seré para tí, y tú, serás para mí.

martes, 6 de diciembre de 2011

Alice

Querida Alice:

Empecé a gritar en cuanto sentí la estaca sobre mi piel pálida, aullidos de dolor con cada respiración.
Dejé de contar las veces que se clavo sobre mis piernas, quizás unas 15, nadie me escuchaba.
¿Qué ocurría?
No lograba ver más allá del dolor. Los gritos me pasaron desapercibidos,no había nadie más allí.
Quise morirme, sí, no soportaba aquel dolor que se clavaba en cada una de mis fibras.

Poco más recuerdo de lo que pasó antes de despertarme, a veces, aún en mis sueños veo la estaca, los hierros, las mordazas.. parece tan real, parece que va a volver el dolor.

Alice, hoy me siento inspirada, creía que desde que te fuiste nunca lo volvería a sentir, creí mucho tiempo que no volvería a ser feliz, me culpé de todo, fui perdiéndome más y más con cada mirada que me indicaba pena, o lástima, fui muriendo contigo. Hoy, he pensado que te contaría todo lo que me ocurre día a día, lo que me hace feliz, lo que me entristece, lo que pasó aquella tarde, te contaré todo..

Continuaré con lo recuerdo, pero desde el principio.

Ese día, 23 de Enero, mamá me dejó irme antes de lo normal. Ella sabía tan bien como yo, que sería un gran día.. volvíamos de nuestro viaje a Cuba. Yo tampoco entendía por qué a mamá le gustaba tanto ir a Cuba cuando era invierno aquí, allí siempre hacía calor, un calor inmenso, mosquitos por todas partes, y playas.. Nunca me ha gustado la playa, nunca, y menos aún el agua salada.¡Que asco!
A ti te encantaba, supongo que era lo único en lo que no eramos iguales..
¡Tenía unas ganas inmensas de verte!
Bajé del coche, cogí mi maleta y la dejé en la puerta de casa. Corría calle abajo hasta tu casa, ya te había avisado de que volvería, me dijiste que hasta tenías una sorpresa para mi, era feliz, lo recuerdo.
Sólo toqué el timbre, cuando ya tenías la  puerta abierta, me estabas esperando.
Pasamos la tarde juntas, te conté todo lo que me había pasado en Cuba, y tú reías cuando te decía la cantidad de playas que habían y de mosquitos, que me tuve que poner 6 vacunas, o que nos perdimos en el aeropuerto.
También me contaste que los tíos de Ana se habían separado, que Sergio estaba con Paula, y que tu madre quería que estudiaras en Oviedo, pero que la ibas a convencer.

Tu madre te dejaba que te quedarás en mi casa y mi madre en la tuya, no había problema. Ya lo habíamos echo muchas veces, además, era un día especial.. y sin fiesta no lo sería.

Fue un poco improvisada, pero tampoco importaba, era más bien para saludar a los amigos. Llevaba un mes fuera, y los había echado de menos.

Supongo que no fue el mejor sitio de todos los que podríamos haber elegido pero la Fábrica de lejías estaba abandonada, y el guarda se quedaba siempre durmiendo, roncaba como un lirón.

Quedábamos pocos a las 4 y media, sólo 12, y muchas tonterías se pueden hacer cuando uno va borracho, pero tú no lo ibas y yo, tampoco, pero ellos sí. Cuando Antonio se quedó atrapado en la habitación, oímos los gritos y nos acercamos..abrimos la puerta tras varios intentos, y él salió.
Entramos nosotras no sé por qué, vimos aquellas máquinas, aún funcionaban.
Me golpeé la cabeza con el listón, caí encima de la máquina, estaba oscuro, supongo que la activé.
Me desperté con el ruido, mis piernas ya estaban atrapadas. La rueda giraba y giraba, se partió la tabla y mis piernas recibieron los golpes, una y otra vez.