Que todo lo que conoces se derrumbe,
que todas todas esas paredes cedan.. que el mundo se encoja y se vea
tan pequeño, casi como una persona, pero sin llegar a serlo.
Doliendo tanto que ciega, que atrapa el tiempo, que miente.. que
derrumba. Sabiendo que no queda más que agonía en mi ser, queda
vacío, te lo has llevado todo.. Incluso mi mano sigue de la tuya,
pero mi cuerpo está tan lejos de tí como tú de mí.
Puedo verte en cada sonrisa, en cada
gesto despreocupado, en cada amanecer.. puedo verte en el cielo
pidiéndome una segunda oportunidad y sabiendo que no llegará. Por
mucho que implore al tiempo su retroceso, por muchos sueños que nos
queden por cumplir, por tanto besos que quedaron sin propietario y
que no lo tendrán. Por todas las veces que dejaría que todo mi
universo te perteneciera.
Por que has decidido marcharte y
dejarme aquí suplicando, implorando por ti. Sabiendo que nadie en el
mundo podría quererte nunca como yo lo hago. Que todo lo que puedo
darte sería tan grande, tan inmenso, tan fuerte que movería cielo y
tierra. Sabiendo que puedo parar el mundo en cada uno de nuestros
abrazos.
Y aún así, no miraste atrás.. Te
marchaste por la puerta de atrás, esa que siempre está
entreabierta, la de los cobardes. Te marchaste y no pensaste más en
mí, te marchaste y soy culpable de haberte esperado por si volvías,
pero esta vez no volviste..
Y las horas pasaban y el corazón se
paraba, haciendo un ruido sordo que martilleaba mi cabeza, que me
cegaba, me vaciaba. Cada minuto que pasaba te llevabas algo contigo,
quizás sólo fuera un recuerdo de alguna tarde de sonrisas, pero se
despegaba de mi pecho lenta y dolorosamente, hasta conseguir que
fuera contigo.. Corriendo el riesgo de que posiblemente quedaría a
medio camino, preguntándose dónde estarías, buscando tu sonrisa en
cada persona, buscando tu voz para cobijarse y no encontraría ni
rastro de ti. Entonces quedaría perdido, allí entre tanta gente,
pero sólo esperándote a ti. Hasta perderse, hasta olvidarse.
Recuerdos perdidos. Así nos quedamos
nosotros, como si nos hubiéramos desecho, como si no importara
aquello que nos dijimos, todo lo que nos prometimos.
Ya no hablabas cuando nos encontrábamos
de casualidad, ni si quiera sonreías, sólo lo hacías en fotos.
Éramos tan desconocidos como la primera vez que nos vimos hace tanto
tiempo. Éramos imperfectos, desiguales. Éramos tanto y a la vez tan
poco.
Pasaba el tiempo, y ya no me acordaba
del tacto de tu piel. Ya no podría reconocerte entre tanta gente, ya
no me acordaba de tu olor, ni de tu sonrisa. Sobre todo de tu
sonrisa, había olvidado por completo tu sonrisa. Nos cruzamos en
medio de tanta gente, y sólo pude verte a ti, no me mirabas a mi
pero brillabas sobre todos ellos. No sobresalías, pero destacabas.
Noté otra vez ese vacío que había disfrazado de alegría, aunque
esta vez era mucho más fuerte.
Miraste hacía mi y paraste un segundo
la visión parecías cambiado.. Ya no había miedo, ni amor, nada
amor dentro de ti. Y otra vez comenzó mi olvido. Me había vuelto a
enamorar pero esta vez, debería olvidarlo todo, como si fuera un
espejismo, como si nunca nos hubiéramos cruzado, pequeño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario